ADOPCIÓN: UN ACTO DE AMOR Y JUSTICIA

Por Monserrat Californias

En México, la adopción es mucho más que el deseo de convertirse en madre o padre; es un proceso legal y emocional que garantiza el derecho de niñas, niños y adolescentes a vivir en familia. Adoptar es una decisión que transforma vidas. 

Edith Hernández Segura, experta en protección infantil, explica que la adopción permite integrar a menores vulnerables en hogares donde puedan desarrollarse con amor y seguridad. Sin embargo, el proceso conlleva retos importantes que van más allá de los trámites burocráticos.

Desde la aprobación de la Ley General de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes en 2014, se ha priorizado su bienestar como sujetos plenos de derechos. Esta ley dio origen a las Procuradurías de Protección en cada estado, que son fundamentales en los procesos de adopción. Uno de los principales obstáculos es que muchos menores aún no tienen una situación jurídica resuelta, lo que retrasa su elegibilidad para ser adoptados legalmente.

A esto se suma que pocas personas concluyen el proceso, y la mayoría busca adoptar a bebés o niños pequeños, dejando en desventaja a quienes tienen más edad. “Ellos también tienen derecho a vivir en familia”, insiste Hernández, quien hace un llamado a abrir el corazón a todas las edades. También subraya la importancia de denunciar cualquier caso de maltrato infantil, ya que es la vía legal para iniciar una restitución de derechos.

El proceso de adopción es incluyente y no discrimina por estado civil, condición económica ni preferencia sexual. Cualquier persona que cumpla con los requisitos establecidos puede iniciar el procedimiento en la Procuraduría correspondiente. Según datos oficiales, de 2014 a 2025 se han registrado 4,176 niñas, niños y adolescentes elegibles para adopción, y 2,762 procesos han sido concluidos exitosamente.

Adoptar cambia la vida de un niño, pero también transforma la de quien adopta. Hernández invita a informarse y dejar atrás los mitos: “No es tan difícil como creen”. La decisión de adoptar debe tomarse con conciencia, con la certeza de que se trata de un acto de amor profundo que brinda nuevas oportunidades a quienes más lo necesitan.

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