WIRIKUTA YA ES PATRIMONIO MUNDIAL: LA RUTA SAGRADA HUICHOL SE PROTEGE
Por Luis Martínez Alcántara
La Ruta Sagrada de Wirikuta, corazón espiritual del pueblo huichol, fue declarada Patrimonio Mundial el pasado 12 de julio por la UNESCO, en una sesión celebrada en París. Esta distinción reconoce la importancia cultural y espiritual de un trayecto ancestral que se extiende por más de 500 kilómetros entre Nayarit y San Luis Potosí.
Los wixárikas, conocidos como huicholes, han seguido esta ruta durante siglos en peregrinación para rendir tributo a sus dioses, agradecer por la vida y renovar el equilibrio del universo.
El recorrido comienza en Tatei Haramara, en San Blas, Nayarit, donde el mar representa el origen de la vida y deidades como la diosa del océano y la abuela primigenia. En el paisaje marino sobresalen dos piedras blancas frente a la Isla del Rey que simbolizan la entrada al mundo espiritual. Desde ahí parte la ruta hacia el desierto sagrado, conectando puntos clave de la cosmovisión huichola. Es en este mar donde nace el viaje que cada año renuevan las nuevas generaciones.
En Durango, el sitio sagrado Hauxa Manaka se ubica en el Cerro Gordo, considerado uno de los lugares más altos del estado. Aquí los huicholes realizan una ceremonia especial con ayuno espiritual, acompañados de ancianos, curanderos, jóvenes y niños. Según la tradición, este cerro fue uno de los pocos sitios que sobrevivieron al diluvio ancestral. El ascenso, que se realiza entre abril y mayo, conecta a los wixárikas con sus dioses y con la lluvia.
Otro punto fundamental es Xapawiyemeta, en la Isla de los Alacranes en el lago de Chapala, Jalisco. Aquí, tras el diluvio, nacieron la lluvia y la humanidad, según la mitología huichol. También en Jalisco se encuentra Mezquitic, el centro del mapa ceremonial huichol, que forma con otros sitios el llamado “ojo de Dios”. Este lugar es de intensa carga espiritual y uno de los más importantes para las ceremonias anuales.
En Zacatecas, la ruta pasa por la última de las cinco puertas simbólicas que llevan a la luz. Aunque no tienen ubicación física, estas puertas marcan etapas espirituales del trayecto. Los paisajes montañosos y valles como el Cerro de Las Antenas son escenarios donde los huicholes se conectan con el mundo espiritual. Solo quienes han cruzado estas puertas cinco veces pueden convertirse en marakames, los chamanes de la comunidad.
Finalmente, el destino es el desierto de Wirikuta, en San Luis Potosí, donde el Sol apareció por primera vez según los huicholes. En el cerro del Quemado realizan rituales y consumen peyote, cactus sagrado que les permite tener visiones. Este acto final renueva la vida y fortalece su cultura. Junto al desierto se encuentra Real de Catorce, hoy un pueblo mágico, cuya historia minera contrasta con la tradición espiritual que ha logrado ser protegida gracias a esta nueva distinción internacional.